Hay mujeres que están tan seguras de su apariencia, orgullosas e incluso complacidas; que irradian belleza por todo el lugar. Ellas son las que no tienen dificultad para mirar directo al lente de mi cámara y no se les nota miedo, ya que no temen, en la vida cotidiana, a enfrentar la mirada de los demás. Son personas que se enfrentan a la vida con una postura gallarda, con la cabeza bien alta y el busto hacia afuera.

Pero, por otro lado, hay mujeres en cambio que piensan que no están a la altura, que son inadecuadas. Tímidamente, dudan, se sonrojan, y frente a un cumplido, bajan la mirada. Ser observadas las hace sentir incómodas y se consideran torpes, se ven a sí mismas como insignificantes y esto lo proyectan en sus vidas.

Toma entonces un poco más de tiempo para ellas descubrir su potencial. Lo interesante es que a veces son realmente bellas en un sentido “técnico” de la palabra, pero ellas no lo saben hasta que en al fin, en fotos, descubren el poder de su Impacto Visual. Tenemos todo un post para ello; “Descubriéndote a ti misma“ donde te comparto mi visión acerca de esa explosión de autoconfianza donde queda encerrado el “patito feo” que creías que eras y crece el “cisne” que siempre fuiste. El cisne que impactará a aquellos en tu entorno y te podría llevar a alcanzar esas metas que creías eran para otros.

De momento, recuerda que tu belleza empieza en tu mente y se proyecta hacia afuera a través de la autoestima. Empieza por impresionarte a ti. Al punto donde digas: “Wow, ¿y quién es esa en el espejo que es mas linda que yo?” Te lo repito, empieza por impresionarte a ti.

Ponte linda para ti, maquíllate para ti, luce sexy para ti. Lo demás viene solo.